16-01-2012
Desde el 2009, se dio a conocer que el segundo negocio ilícito más redituable para la delincuencia organizada -sólo por debajo del narcotráfico y por encima del tráfico de armas- es la trata de personas, según el “Diagnóstico de las Condiciones de vulnerabilidad que propician la Trata de Personas en México”, dado a conocer por la CNDH y CEIDAS.
Como en todos los casos de explotación, los grupos vulnerables son las mujeres, niñas, niños y adolecentes, sobre todo los de menor escolaridad, percepción económica y quienes se encuentran en situación migratoria; es decir, los doble o triplemente marginados de nuestro país y quienes por aquí pasan.
Aunque el informe da a conocer las principales rutas de tráfico, recoge los testimonios de algunas víctimas e integra un mapa con la situación particular de cada estado y la actuación de cada instancia gubernamental, hay algo que hace falta y que es donde debería estar la atención.
EL caso del Góber Precioso -dado a conocer por la periodista Lydia Cacho-, es sólo un ejemplo de cómo operan estas redes mediante la complicidad de las autoridades mexicanas. A través de las grabaciones, no sólo se constató lo que pasa en las reuniones privadas de legisladores, jueces, y autoridades municipales, estatales y federales, con supuestos empresarios, sino que además se hizo evidente que muchos de ellos son copartícipes en los casos de delincuencia organizada.
Con tales evidencias, resulta incomprensible que hoy, Enrique Peña Nieto, sume nuevamente a Mario Marín a su equipo de campaña y se le premie a través de la candidatura al Senado por la cuarta circunscripción electoral.
El ahora ex gobernador de Puebla, fue “perdonado” en febrero de 2006 por Vicente Fox, y aunque Calderón prometió no dejar impune el delito evidente para todos, lo cierto es que acordó con Marín y Ulises Ruiz el que éstos mantuvieran sus respectivas gubernaturas (Oaxaca y Puebla) con tal de mantener él la Presidencia del país, después de tan controvertidas elecciones.
Ahora, el puntero en las encuestas, Enrique Peña Nieto, lo suma, lo protege y lo exhibe cual si se tratara de un personaje que lo mereciera.
¿Qué está en juego, entonces, en las próximas elecciones a la presidencia de la República? ¿Será que de nuevo, todos aquellos que ocupan un lugar oscuro en la historia, saldrán a la luz con nuevos trajes, cual lobos disfrazados?
Lo que está en juego son los derechos humanos, es la libertad de prensa (no hay que olvidar los coscorronazos que Marín dijo que metería a Lydia Cacho por meterse en “sus asuntos”), y es la democracia en sí.
Los que hoy integran la alianza PRI- PVEM- PANAL, convencidos de que llegarán al poder, se muestran sin sonrojarse de sus vergonzosas actuaciones, sin el mínimo decoro que la situación exige, ahí están, listos para “tomar el poder” Elba Esther Gordillo con su hija y yerno en las listas a las diputaciones federales al igual que la esposa de Jorge Hank Rhon (acusado de tráfico de armas y de animales en más de una ocasión), además de los “bebesaurios” hijos de Roberto Madrazo Pintado y de José Murat Casab, incluidos en las listas plurinominales, pero como suplentes; y un puñado más que quedarán definidos entre la primera y segunda quincena del mes de febrero.
Aunque podamos argumentar que los gobiernos panistas no representan el cambio democrático que el país esperaba luego de 12 años de gobierno, la verdad es que se han abierto muchas puertas -gracias a las organizaciones civiles y a los legisladores de la Ciudad de México- a favor de los derechos humanos.
No es cualquier cosa, hay que pensar realmente en el cambio que queremos para el país.
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