sábado, 14 de enero de 2012

Agenda común

13-01-2012

Evidentemente, tal y como expone en su columna de hoy en El Universal, Don Emilio Álvarez Icaza (http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/01/56586.php), poco a poco se irá intensificando la luz, que terminará por deslumbrarnos, del proceso electoral en puerta; así ha pasado -dice- desde hace tres décadas.

En su columna, el experto en derechos humanos propone apoyar la transformación de México más allá de los procesos electorales y diseñar un horizonte para todos una vez pasado el 1 de julio, trabajar una agenda ciudadana que responda a las verdaderas problemáticas sociales, antes de que se repita la polarización política en el país, advierte.

Está bien preparnos, tener una agenda ciudadana que nos oriente sobre los pasos que debemos dar, sentar las condiciones para trabajar colectivamente en el tema de nuestro interés, interés común que busque el bienestar, es necesario, estratégico como dice.

Sin embargo, el principal problema de México, desde hace tres décadas, es precisamente su gobierno, por eso la participación democrática a través de las urnas es importante, es fundamental también como estrategia de transformación, de cambio.

No podemos ser ajenos a lo que ocurre con los partidos políticos, es necesario ver más allá de los spots, del discurso fácil, de las promesas de campaña; es necesario poner sobre una balanza la actuación de gobierno de cada uno de los candidatos que buscan gobernarnos.

Peña Nieto, más allá de los discursos armados desde un templete (luego del oso en la FIL, no lo volveremos a ver en ruedas de prensa), ¿En qué condiciones dejó el Estado de México? porque lo gobernó seis años, tiempo suficiente para hacer “algo” por sus votantes, ¿Mejoró la seguridad social? ¿Mejoraron los índices educativos? ¿bajaron los índices de robo, secuestros, asesinatos?

Por supuesto que el mismo balance se puede hacer con relación al desempeño de López Obrador al frente de la jefatura de gobierno del Distrito Federal y de Vázquez Mota en la Sedesol y, si insisten, de Ernesto Cordero en la Secretaría de Hacienda (no hay que olvidar la idílica vida sugerida con seis mil pesos).

Está bien la estrategia social, también coincido en que los políticos tienen su propia agenda ajena a la de las organizaciones sociales, pero también es necesario pensar qué tipo de gobierno tenemos, y qué gobierno nos gustaría tener como sociedad.
Aunque haya quienes justificadamente piensen que votar únicamente convalida el fraude y legitima a espurios, dejar de participar tampoco es opción.

No es confiar en que con varita mágica, el próximo presidente borre de jalón todos los problemas que nos aquejan, es confiar, por lo menos, en tener una situación económica estable, y si decidimos manifestarnos, no haya persecuciones, ni desaparecidos, ni encarcelados políticos, por lo menos. Es decidir con quién queremos tratar para resolver los problemas y preguntarnos de nuevo ¿Con quién de los propuestos, las organizaciones sociales han podido negociar mejor? ¿Quién de los candidatos ha resuelto los problemas que la sociedad civil le ha planteado?.

Pensar en una estrategia social posterior al 1 de julio, correcto. Participar mediante el voto informado, más importante por el momento.

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