miércoles, 18 de enero de 2012

De las ex esposas


18-01-2012


Vaya escándalos los que en últimos tiempos han armado las exesposas de políticos mexicanos -además de los abusos y violencia ejercidos contra ellas-, por los secretitos que ellas dicen tener, de quienes antes fueran sus poderosos maridos.

El primer caso se registró en el mes de diciembre cuando por fin los diputados federales se habían puesto de acuerdo en la terna para consejeros del IFE. María Gómez Rivera, ex esposa de quien fuera Secretario del Trabajo con López Portillo, Procurador General de la República en el gobierno de Miguel de la Madrid, y Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (ironías de la vida), Sergio García Ramírez, dijo que éste era una “persona muy violenta, agresiva, con estilo autoritario” por lo que se sorprendía que fuera propuesto para ser consejero del IFE.

A un día de que aprobaran la terna en el pleno de la Cámara, Gómez Rivera soltó la bomba, a lo que los diputados, para no buscarle más ruido al chicharrón, hicieron oídos sordos argumentando que mientras no hubiera un proceso legal de por medio, las acusaciones quedaba restringidas al ámbito personal del ahora consejero.

Sergio Ramírez ni necesidad tuvo de declarar. Las amenazas de la ex mujer se quedaron en el anecdotario político de nuestro México, siendo nombrado ese mismo día Consejero Electoral. Sin embargo, cuando Carmen Aristegui cuestionó a la ex esposa y le preguntó por qué nunca lo denunció, si durante su matrimonio sufrió de violencia por parte de García Ramírez, ésta dijo que porque le dio miedo que la fuera a mandar a matar, dado que era -en ese entonces- procurador de la República.

Ahora, está el caso de Arturo Montiel y la ex esposa de origen francés, Maude Versini. Ellos estuvieron casados del 2002 al 2007, lapso en el que tuvieron tres hijos. Luego, se separaron y ella se quedó con la custodia de los menores, con las acordadas visitas al padre. Fue precisamente en la última visita de los menores, cuando el gobernador decidió no devolverlos a Francia el 2 de enero como estaba previsto, aduciendo un supuesto maltrato de los niños y bajo el amparo de un juez de Metepec, Estado de México (pueden imaginar cualquier cosa, aunque para mí que hay que investigar al juez).

Pero no llega hasta ahí. Versini no sólo ha involucrado ya a las autoridades de su país y -dice- cuenta con más de 70 testimonios de doctores, maestros y otros padres de familia que podrían declarar que los niños no han sufrido ningún tipo de maltratato; sino que además, amenaza con sacar a la luz pública los casos de corrupción de los que fue testigo durante la administración de Arturo Montiel en la gubernatura del Estado de México, que heredara (recuérdese que es el tío) en 2006 a Enrique Peña Nieto.

Y ahí sí, cuidadito. En la política mexicana da igual si un funcionario de primer nivel golpeó a su mujer, si intimidó a sus hijos, si violó a la chacha o si tiene relaciones con su secretaria, pero que no le toquen la campaña, que no la empañen, que no la ensucien; y es justo lo que está pasando.

Ante los hechos, los partidos opositores en el Estado de México, obviamente, están solicitando que se reabran los casos de corrupción vinculados a su gobierno (de Montiel) y que se señale a Peña Nieto el haberlo protegido como sucesor.

Si Versini llega a “soltar” información, veremos otro golpe más en contra de la campaña de Peña Nieto, porque quedarán exhibidos ambos, no Montiel únicamente, sino los dos; es más, también los de su equipo de campaña, sus exfuncionarios y los actuales. Se destapará la cloaca, como le dicen.

Ahora, esperemos a que la francesa diga algo.

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